Economía justa y alimentación sana

Ente los grandes monstruos que amenazan la agricultura familiar están los fondos de inversión que acaparan las tierras y el agua, la competencia desleal de los gigantes del comercio agrícola, o el injusto reparto de ayudas de la PAC.

Durante siglos los pueblos de Extremadura han sido fuente de alimentos frescos y locales y ha conectado a las familias con la tierra. Sin embargo, los pequeños agricultores se enfrentan hoy a desafíos tan grandes que su supervivencia está en peligro.

No es solo la competencia de la agroindustria, los bajos precios que perciben o la competencia desleal de alimentos producidos bajo otros estándares; la PAC ha creado un sistema que favorece a los grandes productores, mientras que las agricultoras y agricultores familiares se ven abandonados a su suerte.

Al igual que en nuestros barrios estamos viendo como las pequeñas tiendas se ven obligadas a cerrar y se instalan las grandes cadenas, en la agricultura está pasando lo mismo.

Las ciudades se quedan sin comercios familiares, los pueblos sin agricultura sana y sin vínculos con la tierra que nos da sustento.