La batalla por Badajoz

Porque la batalla misma por la alcaldía de Badajoz está cada día más emocionante. Desde que el PP fichó a Gragera no ha ahorrado guiños hacia él, y le ha concedido un protagonismo, incluso en convenciones nacionales, como si fuera un 'popular pata negra', cuando es un recién llegado al que todavía los que pagan la cuota desde hace varios lustros miran con recelo, cuando no con resquemor. La lista municipal que ha conformado tampoco le ha ayudado para hacer más amigos en su nuevo partido, pero todo se perdonará porque el fin justifica los medios.

Al otro lado, los socialistas, después de tan larga travesía en el desierto y con tan poco que decir durante la dominación de Celdrán, se muestran ilusionados al comprobar que el triunfo de 2019 no fue flor de un día y que están en condiciones de volver a repetirlo. El reto para ellos es gobernar esta vez, a la espera de que tan accidentada legislatura en el gobierno local pase factura al bloque del centro-derecha.

Conseguir la alcaldía de Badajoz es la principal asignatura pendiente que le queda a los socialistas extremeños, que todavía se muestran nostálgicos de los tiempos de Manolo Rojas hace 40 años. La implicación en este sentido de un Fernández Vara creador de eslóganes que arrojar al adversario (ese «inútiles» que repitió esta semana desde la Alcazaba) es otra demostración de la importancia de lo que está en juego, para Cabezas y para él mismo.

Con todo, se equivocan quienes subestiman la fuerza de choque de Gragera: si cuando era novato y con tres concejales más se ha merendado por completo al PP de Badajoz, ahora que tiene experiencia y cuenta con un ejército más amplio a su alrededor es lógico pensar que tiene cosas que decir en la política local.

A tres semanas vistas del 28-M está todo muy abierto, pero eso ya es mala señal para el PP y buena para el PSOE en plazas que habitualmente se le han resistido, pues casi lo mismo cabe decir del duelo Salaya-Mateos en Cáceres. Con la crispación por la mina perdiendo fuelle para respiro del actual alcalde, los populares pueden resentirse de la fragmentación de voto con tanto pequeño partido en liza. El anunciar los mismos proyectos que no hicieron gobiernos anteriores del PP tampoco ayuda.

Pero decíamos que el resultado municipal es relevante también para la batalla autonómica, especialmente en Badajoz por su volumen, porque al votante le cuesta elegir dos papeletas distintas el día que acude a las urnas. La fuerza local en el conjunto de la región contribuye al optimismo del PSOE de cara al 28 de mayo, y los últimos datos tan positivos del paro en el mes de abril serán exhibidos durante los próximos días. No obstante, los socialistas creían en verano que a estas alturas de la primavera iban a sacarle más cuerpos de ventaja al PP de la desconocida María Guardiola, hasta el punto de descartar por completo un vuelco. Y eso, hoy, no es posible.

El próximo domingo, aunque apenas se notará la diferencia, estaremos inmersos ya de manera oficial en la campaña electoral, y la buena noticia es que faltará una semana menos para conocer los ganadores de cada una de las batallas.