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Cuidado con lo que deseas...
Aparte de su carrera, de sus éxitos o del futuro que tenga por delante, el caso de Lola Índigo es un ejemplo vivo de que los deseos se cumplen
Victoria Pelayo Rapado
Viernes, 21 de febrero 2025, 23:11
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Victoria Pelayo Rapado
Viernes, 21 de febrero 2025, 23:11
Como soy una gran consumidora de películas y series suelo ver la ceremonia de los premios Goya, la que llaman gran fiesta del cine español. ... Me gusta la gala, pero me impacienta la cantidad de premios a repartir porque solo me interesan los gordos, película, director, actriz y actor principal y secundario, y en cada edición aparecen más categorías. Por muchas fórmulas nuevas que empleen, al final la gala cae en el error de todos los años volviéndose repetitiva, plomífera e interminable.
La fiesta acabó hace días, solo queda el reguero de premios y premiados, y, aunque siento pasión por el cine, en esta gala no ha sido discurso, reivindicación o declaración lo que más me ha gustado, a pesar de que allá, en Granada, hubo una gran concentración de talento en todas las categorías. Lo que me encandiló fue la actuación de Lola Índigo, Mimi en el concurso televisivo Operación Triunfo. Quizá el lector recuerde que fue la primera expulsada porque no sabía, según los expertos, bailar ni cantar. Si no sabía, aprendió, y cómo.
Apareció en el escenario de los premios Goya vestida con su pelo infinito, como una moderna lady Godiva aflamencada, y una blanca transparencia larga que le llegaba hasta los pies. Sonaron su voz y unos acordes; después, un coro, unos músicos y unas bailarinas completaron la interpretación que hizo la artista del poema de Lorca 'Verde que te quiero verde'. Me resultó corto, al contrario que los agradecimientos de los premiados, que se hacen eternos, porque con la euforia del momento empiezan a agradecer y no acaban. Su versión aflamencada, 'Verde', ha sido objeto de elogios y aplausos, Índigo se ganó al público asistente y se ganará a cualquier otro que lo vea. Me gustó tanto que no me canso de verla.
Puede que esa noche marque un antes y un después en su carrera, se lo merecería por el tesón que ha demostrado desde su expulsión de la fábrica de talentos. Otra persona en su lugar, tal vez, se habría venido abajo, desmotivado, desencantado y decepcionado; habría colgado su voz para siempre y se habría dedicado a buscar empleo en tareas más prosaicas y menos artísticas. Pero esta chica estaba hecha para esto, nunca dejó de creer en sí misma, solo necesitaba tiempo, y una oportunidad, para que los demás también creyeran.
Sus canciones son pegadizas, bailonas, de letra subida de tono o de doble sentido, quizá no son para todos los gustos ni para todos los días, pero dejando a un lado letras y rimas, Índigo es el paradigma de que trabajar duro para lograr un objetivo tiene recompensa. Aparte de su carrera, de sus éxitos o del futuro que tenga por delante, su caso es un ejemplo vivo de que los deseos se cumplen.
Lola Índigo ha hecho caso omiso a críticas y portazos en las narices, se ha concentrado en trabajar en lo que le gusta y en quitarse de encima el sambenito que arrastraba desde entonces, aun lo arrastra, de ser la primera expulsada de OT.
…porque los sueños se pueden cumplir.
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