Su actuación resultó providencial en la mañana del pasado Jueves Santo. Porque ese día lograron salvar a una mujer a la que su expareja, aunque tenía una orden de alojamiento de ella de 500 metros, la había forzado a meterse en un coche después de ... darle una paliza.
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«La mujer nos contó que durante el trayecto hasta la carretera del Puerto, donde nosotros la vimos, había hecho las mismas señales, tratando de llamar la atención de alguien, pero nadie se percató de ello», explica el policía local Pedro Velázquez.
Él, sin embargo, sí lo hizo y ello fue determinante para la mujer. Pedro Velázquez iba de copiloto en el coche policial que conducía su compañero José Manuel Merino. Como todos los días, los diferentes turnos policiales incluyen en sus patrullas la subida al santuario del Puerto.
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REDACCIÓN
Ese día, el pasado Jueves Santo, Pedro y José Manuel hicieron el primero sobre las diez de la mañana. A esa hora, de hecho, ya bajaban de la ermita por la carretera cuando «entre el cancho de las tres cruces y el embarcadero vimos un coche negro». En el interior iban dos personas, un hombre conduciendo y una mujer en los asientos de atrás. «Y vimos que la mujer hacía gestos con la mano, la movía como la movemos cuando decimos hola y adiós, pero entendimos que quería llamar nuestra atención», explica el agente.
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«Pensamos que algo raro ocurría, tanto por los gestos como por el hecho de que en un coche en el que van solo dos personas, una vaya atrás», detalla. Por eso no se lo pensaron. Decidieron dar la vuelta y comenzar de nuevo a subir la carretera del Puerto.
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«Me ha dicho que me va a matar»
«No encontramos el coche en el santuario, que debía ser lo normal a esa hora, y por eso decidimos continuar la búsqueda». Siguieron el carretera ascendente y fue ya en la ruta de La Pera cuando localizaron el vehículo negro. «Estaba parado, pero cuando nos vio comenzó a moverse». En ese momento los agentes le hicieron parar.
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La chica, que tenía manchas de sangre en su ropa, empezó a gritar: « Tiene orden de alejamiento y me ha dicho que me va a matar», y explicó también que la había pegado y obligado a meterse en el vehículo. Pedro y José Manuel detuvieron al hombre, «que reconoció que la había pegado», y le trasladaron a la comisaría de la Policía Nacional. A la mujer la llevaron a un centro de salud para que recibiera atención sanitaria.
«Creo que la salvamos al percatarnos de los gestos que hacía; no sabemos qué hubiera ocurrido si no la hubiésemos visto, pero posiblemente nada bueno», resume Pedro Velázquez. «No parece que el hombre tuviera buenas intenciones cuando incumple una orden de alejamiento, pega a la mujer, la obliga a meterse en un coche y la traslada a un paraje alejado».
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