Soraya Cobos: «Se ha hecho justicia, yo no quité ninguna vacuna a nadie»

Arropada por sus compañeros del grupo municipal, la concejala socialista y exdirectora del centro sociosanitario, Soraya Cobos, ha hablado esta mañana, por primera vez, de la polémica en que se vio envuelta el pasado enero tras hacerse público que había recibido la primera dosis de la vacuna unos días antes de lo que le correspondía. En concreto, el 4 de enero en una residencia de Valdeobispo.

«Ahora se ha hecho justicia, yo no quité ninguna vacuna a nadie», ha dicho esta mañana, después de que la Fiscalía haya archivado la denuncia presentada contra ella por Podemos, como contra otros políticos, por presuntas irregularidades en el proceso de vacunación, por haberse saltado supuestamente el protocolo establecido.

En su caso, ha recordado este miércoles Soroya Cobos, la Fiscalía ha dicho que «sí le corresponde vacunarse con carácter prioritario y que, hacerlo antes de la fecha que le tocaba, se debe a que había una dosis sobrante, que la circunstancia de hacerlo unos días antes o después, no afecta al resultado final».

Por eso, ha dicho, hasta ahora «he permanecido en absoluto silencio, esperando este momento», a que la Fiscalía señalara que no cometió ninguna irregularidad en el proceso de vacunación y a pesar de que «yo he tenido siempre la conciencia muy tranquila, porque lo único que hice fue seguir las instrucciones dadas por la Dirección de Salud Pública y la coordinadora de vacunación». Por lo tanto, «no me salté ninguna cola, no me vacuné como concejala, no me presenté bajo mi criterio a vacunarme y no le quité ninguna dosis de vacuna a nadie».

A su juicio, cualquiera que hubiera querido saber por qué se vacunó unos días antes de que le tocara, en un momento en el que se estableció la vacunación para todos los residentes y trabajadores del sociosanitario, «podría haber preguntado a Salud Pública, bastaba con eso».

Sin embargo, «se me ha apaleado públicamente, he sufrido un linchamiento público sin ningún tipo de pudor», ha lamentado, por parte de los concejales de PP, Cs y UP, que en el pleno del pasado 5 de febrero pidieron en una moción conjunta su dimisión como edil socialista y directora entonces del sociosanitario de Plasencia.

«De forma mezquina y cruel, no sólo quisieron desacreditar mi derecho a la vacuna, sino que se confundió a la ciudadanía de manera intencionada al publicar en sus redes sociales que me vacuné como concejala del PSOE». Y en el citado pleno, «me vi sometida a un escarnio público», porque además de la petición conjunta de dimisión de los tres grupos políticos, «tuve que soportar en el turno de preguntas sin venir a cuento, que cada concejal reclamara mi dimisión», y la acusaran, a su vez, de «haber quitado vacunas a los policías, de no poder tener mi conciencia tranquila, de ser una trincavacunas, de haber quitado la dosis a los sanitarios, de ser inmoral e indecente».

Soraya Cobos ha recordado esta mañana, sin proferir ella ni uno solo a nadie, todos y cada uno de los insultos que recibió en un pleno «en el que el alcalde me dijo que no era digna de estar en el Ayuntamiento y que mi estrategia era tapar la mierda», y en el que la portavoz de UP, Mavi Mata, le pidió que diera explicaciones de lo ocurrido «justo cuando ella y su compañera Elena Mejías habían prendido la llama de la hoguera, una vez yo había sido juzgada y condenada«.

Por eso, hoy también, Soraya Cobos ha señalado que le parece «vergonzoso que la señora Mata presente en una rueda de prensa el informe de Fiscalía -lo hizo este lunes- y no haga alusión alguna sobre lo que aclara ese documento respecto a mi persona». La edil socialista ha señalado que «hay que ser valiente para denunciar, pero también para pedir perdón». Por ello, «exijo a los tres partidos políticos que rectifiquen y que se disculpen de manera pública en el próximo pleno». Aunque, ha dejado claro también, «reparar el daño que se ha hecho a mi persona y a mi familia es irreparable».

Soraya Cobos ha querido cerrar su comparecencia de hoy pidiendo a todos en general que «seamos más cautos y prudentes a la hora de lanzarnos al barro a juzgar de manera pública en las redes sociales, porque con 140 caracteres podemos arruinar o destrozar la vida de una persona».