
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Caballos, gorros puntiagudos, repique de campanas, estruendo de cohetes, olor a jara, fuego, algarabía mientras se entonan canciones populares, vino corriendo por las gargantas para calentar el cuerpo y 'biñuelos' para endulzar el paladar. Y lágrimas, muchas lágrimas. La mayoría de emoción, cuando pasadas las ocho de la noche el mayordomo, Sergio Entonado, lanzaba al aire los tres vivas en honor al patrón, San Antón.
'La Encamisá', fiesta declarada de Interés Turístico Regional en 1986, volvió a ser anoche un cúmulo de símbolos y sensaciones que abarrotó una vez más Navalvillar de Pela de visitantes que, junto a los peleños, disfrutaron de su día más grande tras 365 jornadas interminables de espera.
San Antón es lo más grande para los vecinos de Pela y la fiesta la empiezan a vivir los lugareños desde muy pequeños. Pero si un peleño es sanantonero casi desde que nace, lo curioso es que también presumen de ello cientos de forasteros que, venidos de municipios de toda la comarca, ya se consideran como uno más dentro de la fiesta, profesándole una gran la fidelidad al patrón.
Como cada año, uno de los momentos álgidos volvió a vivirse poco antes de las ocho de la noche, justo cuando la impaciencia, la ansiedad y la tensa espera revoloteaba por la Plaza de España, donde se concentraban cientos de jinetes dispuestos a iniciar la carrera y cientos de personas. Es entonces cuando el mayordomo debutante de la cofradía de San Antón Abad, Sergio Entonado, se asomó al balcón del ayuntamiento para dar el pregón, que finalizó con los tres vivas al santo, que fueron respondidos con energía y estruendo por los cientos de peleños, forasteros y sanantoneros que esperaban, ataviados para la ocasión y encima de sus monturas, a que se diera el pistoletazo de salida a la carrera de 'La Encamisá'. Una vez más, el recuerdo a los que ya no están, hizo aflorar más de una lágrimas.
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Los tres vivas, unidos al repique de campanas y a la quema de cohetes, sirvieron como señal de arranque de la carrera desde la plaza. Una plaza que lucía especial gracias al impresionante mural artístico de 300 metros cuadrados que se ubica frente al ayuntamiento y que realizó el artista local David Carrasco Buendía y que iluminado resultaba anoche espectacular.
Muchos jinetes, en torno al millar, llevaban sus monturas engalanadas para la ocasión con las típicas 'mantas guapas' de madroños realizadas artesanalmente y que, en muchos casos, pasan de padres a hijos.
Pero para alegría, fiesta y algarabía, la que iban formando los vecinos que hicieron la carrera a pie, más conocida como la 'infantería', y que al ritmo de la charanga se lo pasaron en grande. Se estima que ayer se dieron cita en Pela más de 8.000 personas.
Todo, sin faltar el vino de pitarra, se repartieron 3.600 litros, y los 'biñuelos', se prepararon 26.000 unidades, elaborados en los días previos a la fiesta, y que se ofrecían tanto a los sanantoneros como a visitantes.
Y es que, una vez más, Navalvillar de Pela dio muestras de su carácter afable, abierto y hospitalario.
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