Cuando el móvil avisa de una catástrofe

Todo eso pasó en la mañana de este martes pero de forma ficticia. Todo fue un simulacro de actuación. El Gobierno regional mostró cómo está preparada –y también lo que necesita– la Administración extremeña en el caso de que se produzcan accidentes químicos o nucleares como el vivido de manera figurada ayer en Inquiba.

La empresa elegida es una industria extremeña líder en el mercado de la Península Ibérica dedicada a la fabricación de productos de limpieza, detergentes y de aseo personal. Facturó 243 millones de euros el año pasado.

Unos cien efectivos de Emergencia se desplegaron sobre el terreno. Del centro 112 Extremadura, bomberos de la Diputación, Guardia Civil, Policía Local, ambulancias del SES y de Cruz Roja, Protección Civil, psicólogos, trabajadores sociales y personal de los ayuntamientos de Guareña, Manchita y Cristina. Los trabajadores supuestamente heridos los puso un grupo de teatro de Guareña.

«Nos sirve para tomar conciencia de lo que se hace bien y de lo que falla», resumió el consejero de Presidencia y con competencias en Protección Civil y Emergencias de la comunidad autónoma, Abel Bautista.

«Es importante estar prevenidos. Ójala no ocurra nunca pero es bueno que hayamos practicado cómo coordinarnos, cómo activarnos, reduciendo al máximo los tiempos de respuesta. Hemos tomado nota de cómo mejorar las comunicaciones a la población ante este tipo de siniestros», afinó Bautista, que se puso al frente de una reunión del Centro de Coordinación Operativa.

A pocos metros de él estuvieron el alcalde de Guareña, Abel González, y los regidores de Cristina y Manchita, Lucas Sancho y Juan Carlos Velarde. «El simulacro incluye un aviso de confinamiento a la población de los tres pueblos. Ya se ha avisado que saltará una alarma y un mensaje a los móviles pero que no hay que llamar al 112 por esto. Es un simulacro afortunadamente», expuso González.

El simulacro incluyó el uso de megafonía móvil por las calles del pueblo a través de vehículos avisando del supuesto accidente químico en Inquiba.

«Se analiza todo», expuso delante de la llamada unidad móvil de emergencia NRQB (accidente de tipo Nuclear, Radiológico, Químico y Biológico) Víctor Navarrete, técnico de Protección Civil y jefe de la sección de riesgo tecnológico. Una infraestructura que ha costado medio millón de euros.

 

A través de un pequeño satélite incorporado, lleva un cromatógrafo de gases. Esto es, desarrolla un sistema por el que toma una muestra del aire y deduce si es peligroso para la población. En función de ello, los responsables de Emergencias toman decisiones. Entre ellas, la de decidir el confinamiento de la población susceptible de verse afectada por la nube tóxica originada.

Se avisa entonces a los vecinos de los pueblos afectados. Y, sobre todo, se activa la alerta a través de un mensaje enviado al móvil y un pitido persistente. Un chillido molesto pero que cumple perfectamente con su misión de dar a conocer un peligro real.

Es el mismo tipo de aviso que sonó, aunque tarde, la noche del día 29 de octubre en la Comunidad Valenciana, y que ha general una considerable polémica.

Bautista remarcó en Guareña que este simulacro estaba planificado desde julio y no a raíz de la DANA que ha asolado a Valencia y Albacete.

Señaló que el despliegue del camión que acoge el nuevo puesto de mando de emergencias sobre el terreno (2,3 millones de inversión) supone un avance a la hora de dar una «respuesta rápida y adecuada» a situaciones de emergencia que afecten a municipios.

El consejero de Presidencia subrayó además que la Junta ha incrementado este año un 38% su presupuesto destinado a Emergencias y adelantó que el próximo año estará operativo un nuevo puesto de mando avanzado.

Por su parte, el director general de Inquiba, Juan Carmona, consideró que «la seguridad y la prevención son pilares fundamentales en nuestra actividad diaria».

Agregó Carmona que contar con medidas preventivas «adecuadas y someter a prueba la coordinación entre todas las partes implicadas, así como los protocolos de actuación, son esenciales para reforzar nuestro compromiso con la seguridad y el bienestar de nuestro entorno».