Sacyr vende la mina Aguablanca a inversores que participan en la fábrica de litio en Badajoz

Según adelantó ayer HOY.es, la compraventa se formalizó el miércoles y permitirá la reactivación de la mina de Monesterio, que tiene sobre todo níquel (80% del total) pero también cobre (20%).

La actividad se inició de forma regular en 2005, y está cerrada desde 2016 al no recibir del Gobierno la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) solicitada para continuar con la actividad en galerías subterráneas. Hasta entonces se había hecho a cielo abierto. La DIA llegó al fin en 2017, pero desde entonces no ha habido movimientos serios para su reapertura... hasta ahora.

«Se trata de una apuesta por Extremadura y su industria, para generar valor aquí»

Alejandro Ayala | Empresario

Al mismo tiempo que van a retomar la explotación minera, los nuevos dueños de Aguablanca van a llevar a cabo un proyecto pionero de aprovechamiento y restauración de las escombreras y balsas de estériles generados por la actividad de años atrás.

Tras varios meses de negociaciones, Sacyr y los tres empresarios se han puesto de acuerdo en una venta que, en clave administrativa, era necesario que se realizara cuanto antes si se quería retomar la extracción de mineral, porque en el próximo mes de agosto finaliza la vigencia de la DIA positiva que recibió en 2017.

«Se trata de una apuesta por una actividad económica que implica desarrollo para Extremadura. Vamos a desarrollar un proyecto que implica una acción más sostenible de la minería, una de las grandes riquezas de la región», resumió ayer a este diario Alejandro Ayala. El empresario resaltó que el níquel es un mineral estratégico, consolidado, con buena cotización y perspectivas.

La historia de Aguablanca es el de uno de los proyectos industriales más relevantes de Extremadura por inversión y volumen de empleo generados desde inicios de este siglo. La planta dejaba cada año 17 millones de euros en la comarca (donde se incluyen los pueblos andaluces de El Real de la Jara y Santa Olalla del Cala) solo en salarios. A esa cantidad se le debían añadir los impuestos que pagaba y los beneficios directos entre pequeños autónomos y empresas del municipio extremeño.

El proyecto minero de Aguablanca arranca en la década de 1980. El Estado exploró depósitos de níquel y cobre. En 1994 se identificaron los depósitos de esos metales. Y en julio de 2001, Río Narcea Recursos asumió la explotación del yacimiento. En 2004 arrancó la fase de producción y un año más tarde se obtuvo el primer concentrado para la venta. Más tarde fue comprada por la canadiense Lundin Mining.

La multinacional anunció en 2014 su propósito de seguir aprovechando esta mina de níquel, cobre y otros metales de platino. Dos años después cerró la explotación.