El fuego ha arrasado ya 2.500 hectáreas en Extremadura y 100 en Castilla y León

Las llamas ya han calcinado 2.500 hectáreas de la comarca de Las Hurdes. El gran incendio que se declaró en la jornada de ayer en la zona de El Cabezo, en el término municipal de Ladrillar, también ha saltado a Castilla y León. En la provincia de Salamanca hay 100 hectáreas quemadas.

Son datos que ha facilitado Begoña García, consejera de Agricultura, que también ha advertido que la complicada orografía y la evolución del incendio está complicando mucho las labores de extinción, que se prolongarán a lo largo de varias jornadas.

En la misma línea, Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, que también se ha desplazado a la zona, ha asegurado que el incendio es muy importante y que hará daño. «Pero lo importante es que no haya daños personales, todo lo demás se recuperará después»

La consejera también ha informado que está preparado el operativo para el desalojo inmediato de Las Mestas y Nuñomoral si fuera necesario. Y es que la previsión meteorológica no es buena: «Viento sur con rachas importantes», ha detallado García. A esto se suma el calor, lo que hace que la situación sea complicada.

Actualmente, tras la incorporación esta mañana de los medio aéreos y sumando los miembros de las brigadas forestales del Ministerio de Transición Ecológica (BRIF) y los de la UME (Unidad Militar de Emergencia), son más de 300 efectivos los que están sobre el terreno.

Todos están siendo coordinados desde el puesto de mando unificado situado en Vegas de Coria, desde el que se está en contacto constante con el operativo que hay desplegado en Castilla y León.

En la provincia de Salamanca se ha tenido que evacuar en la mañana de hoy la población de Monsagro debido a la proximidad de las llamas.

La noche ha sido muy larga, tanto para los vecinos como para los efectivos de extinción que han seguido trabajando sobre el terreno. «Comenzó tranquila, pero a partir de las tres de la mañana hubo cambios de viento y se abrió el perímetro en determinadas zonas, como hacia el sur, pegando a Aceitunilla y hacia la carretera que va de Casares de Hurdes a Ladrillar», afirmaba esta mañana Víctor Pérez, coordinador regional del Infoex, para añadir que desde las seis de la mañana han podido ir consolidando los trabajos.

La complicada evolución motivó que se planteara la evacuación de Nuñomoral sobre las cuatro de la mañana. «El cambio de viento hizo que las llamas saltarán la cuerda y bajaran con virulencia hacia Aceitunilla; finalmente el incendio no ha avanzado tanto», ha relatado Pérez.

Además de los equipos de extinción, durante la noche también han trabajado los equipos de emergencias. «Se han habilitado dos albergues: uno en Coria, con capacidad para 200 personas, y otro en Montehermoso», ha explicado Nieves Villar, directora general de Emergencias de la Junta de Extremadura.

Por otro lado, se ha optado por trasladar a los desplazados más vulnerables cerca de sus poblaciones, principalmente a los mayores y vulnerables. «Los que han pasado la noche en el hostal Las Minas, de Montehermoso, los estamos llevando a Azabal», ha añadido Villar, que también ha puntualizado que hay 350 personas en la comarca susceptibles de ser evacuadas, 75 de ellas consideradas vulnerables.

Y es que ayer ya se evacuaron seis núcleos: Batuequilla, La Horcajada, Aceitunilla, Ladrillar, Cabezo y Riomalo de Arriba. Sus vecinos, en su inmensa mayoría se alojaron en casas de familiares y amigos en poblaciones seguras, pero otros fueron a Montehermoso o a la provincia de Salamanca. «Hemos identificado a 31 personas», según la directora general de Emergencia

Se evacuaron a unos 250 vecinos, 80 de las tres alquerías de Nuñomoral desalojadas: Aceitunilla, Batuequilla y La Horcajada, y el resto de las poblaciones de Ladrillar, Cabezo y Riomalo de Arriba. «Estoy nerviosa, ha llegado la Guardia Civil y nos ha desalojado; hemos salido de casa con lo puesto», explicaba en la tarde del lunes Adelaida Crespo, una vecina de Aceitunilla.

«La gran cantidad de humo y las partículas en suspensión han motivado que se opte por un lugar más alejado, ya que hay mucha población vulnerable», indicaba cerca de las ocho de la tarde el alcalde de Nuñomoral, Juan Carlos Sendín.

Durante la noche, fueron los medios terrestres los que llevaron el peso de la extinción. Se incorporó la UME, con 136 militares y 48 medios, que comenzó a trabajar en un flanco con el que se logró estabilizar el avance de las llamas hacia Las Mestas.

Por su parte, desde el Gobierno están trabajando efectivos de la BRIF de Pinofranqueado y de Puerto el Pico (Ávila), dos aparatos procedentes de Rosinos (Zamora), uno de Plasencia y otro más de Matacán. La Guardia Civil ha desplazado otros 27 efectivos.

El fuego se originó a las cuatro de la tarde. El rayo de una tormenta seca que cayó en la zona de El Cabezo, una elevación del terreno que separa la zona de Ladrillar de la de Nuñomoral y que tiene una gran masa forestal, fue el causante del primer gran incendio forestal del verano.

En las primeras horas, las llamas se dirigieron hacia la provincia de Salamanca, donde llegaron a entrar. En esos momentos fue cuando se tuvo que proceder a la evacuación de Ladrillar, Cabezo y Riomalo de Arriba.

Fue precisamente en Cabezo donde se vieron las imágenes más espectaculares, ya que las llamas alcanzaron algunas viviendas.

En las labores de extinción participaron ayer 170 efectivos y los medios aéreos abandonaron la zona a las diez de la noche

Sin embargo, con el paso de la tarde el viento cambió de dirección y se dirigió a las alquerías de Nuñomoral, lo que obligó a su desalojo. Incluso se valoró la opción de evacuar a los vecinos de Rubiaco, otra alquería de este municipio, pero se descartó. Aun así, sus habitantes permanecían intranquilos. «Estamos en manos del tiempo; nos han dicho que tengamos todo preparado porque el fuego puede llegar hasta aquí», afirmaba ayer a últimas horas de la tarde José Luis Montero, vecino de esta población.

No era el único. El nerviosismo era palpable entre las personas que se juntaban en las calles. Tanto Nuñomoral como Rubiaco estaban en vilo. En muchos momentos las llamas eran visibles desde las poblaciones y la noche se presumía larga y peligrosa. «Tengo dos niñas pequeñas y estoy en tensión; no sabemos si las llamas van a llegar al pueblo con el viento», narraba Silvia Martín, vecina de Nuñomoral.

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