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No es una confesión espontanea más de seis años y medio después del asesinato. Es –explican fuentes del caso- una condición 'sine qua non' para que el Rey del Cachopo pueda abrirse las puertas a beneficios penitenciarios. Con esa motivación, César Román -quien durante años sostuvo que su pareja fue asesinada por un asunto de drogas y que incluso apuntó a una mafia policial- ha remitido una carta a la Audiencia Provincial de Madrid en la que desvela la mayor incógnita que todavía se cernía sobre este caso: dónde está la mayor parte del cadáver de su novia Heidy Paz, a la que asesinó en agosto de 2018 y de la que solo apareció su torso en una de las naves del empresario ubicada en el barrio de Usera, al sur de la capital de España.
En esa misiva de tres páginas, dirigida a Araceli Perdices, presidenta de la Sección 26 que le condenó a quince años de cárcel, Román incluye un croquis hecho desde la cárcel Alcalá Meco en el que detalla que los restos de la mujer están en un paraje ubicado en el término municipal de Carranque, en la provincia de Toledo, muy cerca de un conocido parque arqueológico de la villa romana de Santa María de Abajo, y del río Guadarrama. La carta está firmada el pasado 10 de febrero y por el momento se desconoce si en ese paraje han aparecido los restos de la fallecida.
Pero hay más. En busca de esos posibles beneficios -el cocinero, que hace ya un año reconoció por primera vez que había matado a su pareja en otra carta dirigida a la familia y en la que pedía perdón- ha relatado algunos detalles del asesinato, que los investigadores, no obstante, ponen en cuarentena.
El primero es que, según su confesión, la muerte fue básicamente accidental. «El fallecimiento de Heidy no fue premeditado ni buscado ni querido», sino que se produjo en «el transcurso de una absurda discusión» por asuntos económicos en la nave donde se halló la maleta que contenía su torso. La mujer, «ante la actitud agresiva que Heidy nunca había visto en mí, se asustó» y cogió una pistola (que el cocinero llevaba «para mi seguridad personal») y que había dejado en una mesa. «De manera estúpida e intuitiva intenté arrebatársela», pero «el arma se disparó fatalmente, falleciendo instantáneamente pues aquel nefasto y único disparo impactó en su cabeza, sin orificio de salida», señala en su carta.
El segundo detalle de importancia que contiene su misiva es que acusa a un tío materno suyo, Luis Miguel Viruete, con estudios de medicina forense y que ya ha fallecido, de desmembrar el cuerpo y de haberle ayudado a ocultar la mayor parte del cadáver. Afirma César Román que, tras el disparo, entró en una «situación de pánico y desesperación» y contactó con su pariente para que confirmara la muerte. Luego, «tomamos la tremendamente equivocada y errónea decisión de ocultar lo sucedido, deshaciéndonos del arma y el cadáver, conviniendo que sería Miguel quien lo hiciera, mientras yo simulaba una vida lo más normal posible», relata el Rey del Cachopo.
Román insiste en que nunca acordó con su tío «desmembrar el cadáver», un hecho que «tanto dolor añadido ha producido» y que «lamento profundamente». «Entiendo que tomó esta descabellada decisión para trasladar más fácilmente los restos mortales», apunta.
Siempre de acuerdo con la versión del asesino ya confeso, él y su tío también acordaron llevar el cuerpo a Carranque, donde nació Miguel, y que era una zona que ambos conocían muy bien y en la que César Román había pasado parte de su infancia. «El paraje es conocido popularmente como Las Cárcavas, cerca del parque arqueológico, antes de cruzar el puente sobre el río Guadarrama, en una zona formada por montañitas situadas a unos 500 metros del parking, frente al merendero, a la izquierda del puente, la fuente y el arroyo seco», detalla en su carta.
Sin embargo, señala que no conoce el lugar exacto porque fue su tío el que hizo el enterramiento y él no le acompañó. El escrito va acompañado de un plano de la situación y la zona, según la recuerda, para «favorecer su localización y se ofrece a aportar cuantos detalles conozco y que entiendan necesarios para la localización».
«Pido sinceramente perdón a la familia de Heidy por este actuar y con esta explicación no quiero reducir ni aminorar lo más mínimo mi responsabilidad, que asumo absolutamente y con todas sus consecuencias», agrega en su carta, en la que afirma que no reveló estos datos durante el juicio porque por entonces su tío se encontraba gravemente enfermo (luego fallecería) y entendió que debía encubrirlo por una «deuda de gratitud por su ayuda».
En diciembre de 2022, el Tribunal Supremo confirmó la condena a 15 años impuesta por el homicidio de su pareja al respaldar el informe de ADN que acreditó que el torso hallado en una de sus naves correspondía al de su pareja.
La Justicia declaró probado que César mató a Heidi la madrugada del 5 de agosto de 2018 en el piso que había alquilado en la calle López Grass del distrito de Vallecas. Hasta ahora, el empresario defendía que detrás del asesinato había una mafia policial y que su expareja se dedicaba al 'vuelco' de drogas, una versión que ahora desmiente él mismo.
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