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CRISTINA NÚÑEZ
Viernes, 20 de enero 2012, 00:12
La Historia del Arte nunca ha aclarado si la mujer sensual y misteriosa a la que pintó Francisco de Goya en sus dos majas (la desnuda y la vestida) era realmente la Duquesa de Alba. Esta noche, en Cáceres, la persona que sostiene este título hoy en día, doña Cayetana Fitz-James Stuart, aristócrata de más de 70 títulos nobiliarios, novia octogenaria y reina y señora de la prensa rosa nacional, ha conocido y saludado personalmente a los retratistas que se han inspirado en ella para convertirla en el elemento fundamental de una exposición. «Picasso también quiso retratarme a mí, pero mi marido se negó», explicó antes de ver los trabajos.
Se trata de una iniciativa dentro del festival Cáceres Pop Art, un certamen musical con esta actividad paralela, en la que participan 30 autores. Como dotada de un extraño don, la Duquesa volvió a ejercer su potente magnetismo. Estudiantes de peluquería, adolescentes, amas de casa y muchos curiosos, público femenino en su mayor parte se agolparon en la puerta del Carpe Diem, el bar que acoge esta exposición. Tampoco faltó ni la rosísima revista Hola ni el programa Sálvame, el gallinero vespertino de Tele 5. Muchas cámaras, mucha expectación y ganas de estrecharle la mano a la señora más popular del país, que llegó minutos después de las ocho de la tarde con su singular cabello, una vaporosa nube blanca.
Collar y pendientes de turquesa, vestido estampado de terciopelo, manoletinas y una pulsera en el tobillo componían su indumentaria, con la que afrontó este acto informal. Habló, sonrío, estrechó manos y aguantó la ristra de preguntas de los periodistas, que inicidían mucho en la ausencia de su marido, Alfonso Díez. «Ha tenido que ir a Madrid a un asunto», explicó. Saludó a las teles en directo, toda paciencia. Demostró ser una verdadera alma pop, libre y abierta a todo tipo de experiencias, incluso a sus 85 años. Es mayor, pero no pierde el aire naif, de total ingenuidad. «Me han convidado muy amablemente y me divertía mucho verlo», explicaba para argumentar su presencia en Cáceres, a donde viajó desde Sevilla. Y añadió lo bonita que le parece esta ciudad, a pesar de hacer «como ocho años» de no haber pasado por aquí. Estuvo algo menos de una hora en el local.
Le dio tiempo a ver todas las obras, escuchar a la cantante Pilar Boyero, que le deleitó con flamenco y a charlar con los autores. Probó jamón y el empresario Vidal Julio Ramos, dueño de la empresa El Arroyano le regaló un bolígrafo con un instrumento para pinchar los jamones.
Cayetana de Alba citó sus autores y corrientes artísticas favoritas (Pepe Caballero, Chagall, los impresionistas y Picasso) y se sumergió brevemente en el ambiente nocturno y cultureta del bar Carpe Diem y se tomó una cerveza. Habló de la exposición que acogerá este verano el Palacio de Liria de Madrid, y en la que se exhibirán «pinturas».
Se retiró pronto. Llegaba algo resfriada. «Tengo muchas cosas y me canso», dijo. Su agenda de mañana prevé una visita por la Ciudad Monumental de Cáceres y un almuerzo en un céntrico restaurante, en donde la agasajarán con productos locales. Y volvió al hotel en su coche, diciendo adiós a la concurrencia y cosechando sonrisas.
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