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Casa natal de Núñez de Balboa.
BALBOA Y SU SEÑOR DON PEDRO (I)
Feliciano correa

BALBOA Y SU SEÑOR DON PEDRO (I)

FELICIANO CORREA

Lunes, 30 de julio 2012, 11:26

Cuando rastreamos la trayectoria de las figuras que interesan de la historia, nos encontramos a veces con un vacío inmenso. Tal hecho produce en el investigador una frustración, porque el anhelo por alumbrar lo desconocido resulta arduo y, en ciertas ocasiones, muy sacrificado.

En el caso de Balboa los historiadores y biógrafos han puesto el énfasis indagador en aquellos momentos estelares que le propiciaron pasaporte contra el olvido. Pero en este V centenario del descubrimiento del Pacífico (año 2013), pretendemos aportar algo más, poner un poco de luz en esas páginas que han quedado en la penumbra del personaje, esos retazos de vida anónima del jerezano.

De Balboa, aparte de los testimonios de los cronistas, no hay documentos fehacientes que nos retraten su figura en los años jóvenes, ya escribimos sobre el enorme expolio que los papeles de su ciudad han sufrido a lo largo de los años, algunos de ellos los copió el cura Núñez Barrero y nosotros lo publicamos al hallar una copia del valioso manuscrito del párroco. No obstante otros papeles han desaparecido entre reyertas fronterizas y desidia ciudadana. Así que no nos queda otra manera, para acercarnos al hombre anónimo, que rastrear la sombra de figuras que estuvieron cerca de él. Así intentamos averiguar otros aspectos del personaje hasta ahora ignorados por la gran mayoría.

Y uno de esos nombres que le conocieron y supieron de su vida fue don Pedro Portocarrero. La raíz genealógica de esta familia se adentra más allá de los siglos XV y XVI, que es donde vive el don Pedro que ahora nos ocupa. Su solar originario parece haber estado localizado en Galicia, hay referencias en Villalba y en la feligresía de San Félix de Freigueiro, y para otros en Portugal, en un espacio situado 'entre el Minho e Douro'. Pero también, entre los pueblos deshabitados de la España existe en Almería una aldea con esa nominación, y que aún en su vejez y desidia, luce preciosa arquitectura vernácula, tejados de lajas y aleros de pizarra, muy propio de la Sierra de Filabres. Es decir, que el apellido estuvo muy extendido.

Ya en tiempos de Alfonso X el Sabio los Portocarrero fueron beneficiarios reales por sus servicios a la corona. Sus armas, son iguales si se domiciliaban en Portugal o en España, aunque allí se timbraba el escudo ajedrezado con un 'cavalo nascente de ouro'. Sirvan estas líneas precedentes para ubicar con más fundamento a quien va a ser el señor de Balboa, al que servirá como escudero y probablemente administrador de confianza de la casa.

Don Pedro Portocarrero, 'el Sordo', un prohombre excelso de su tiempo, fue VIII, señor de Moguer y de Villanueva del Fresno, alcalde mayor de Sevilla perpetuo de juro de heredad, alcaide de Jerez cerca de Badajoz, comendador de Segura de la Sierra. Perteneció al Consejo de los Reyes Católicos y de sus sucesores. Casó con Juana de Cárdenas en 1473, lo que le va a propiciar el título de señor de la Puebla del Maestre. Fue su padre Juan Pacheco, I Marqués de Villena, que morirá en Trujillo en 1419, y su madre era María Portocarrero, VI señora de Moguer y de Villanueva del Fresno.

El poder económico de la familia era enorme, baste decir que pusieron a disposición de Isabel y Fernando 2.000.000 de maravedíes para la empresa americana. Pero el poder fáctico era todavía mayor, pues don Alonso de Cárdenas lució la enseña en la vela tras la conquista de Granada en compañía solo del emblema de los RRCC y la cruz del primado de Toledo.

El padre de Vasco Núñez fue Nuño Arias de Balboa, que era escribano en Jerez y don Pedro, el alcalde. Esa proximidad de funciones y de conocimiento mutuo nos inclina a pensar que pronto Vasco Núñez entrará al servicio de la casa. Mucho más si sabemos que ambas familias dependían de la misma parroquia, y se avecindaban, según el historiador y párroco de San Bartolomé, Gregorio Fernández Pérez, muy cerca, pues el noble vivía en la casa de los Vegas y Portocarrero, edificio que estaba situado enfrente de dicha parroquia, contigua a la vieja y primera plaza de toros, que usaba como palco taurino la Puerta de Alconchel abierta en el cerco murado. Los Balboa se domiciliaban a unos cien metros de esa casa, en la calle de la Oliva, según sabemos por vieja y continuada tradición popular.

Como escudero Vasco Núñez de Balboa va a seguir a don Pedro allá donde vaya, y no era cosa menor estar junto a una figura de tanto rango, pues es revelador que el padre de don Pedro, Juan Pacheco, quisiera casar a su hija Juana con el hijo del rey de Francia, y aunque ello no se consumó sí denota el nivel de influencia de la familia en los más altos niveles de la realeza. Así que Balboa visitaba con su amo las propiedades, que no eran pocas. Entre otras en Córdoba, donde estuvo avecindado antes de hacerlo en Jerez, según vemos en el expediente probatorio de la Orden de Calatrava y de la Orden de Santiago. De igual modo viajó a Moguer y Sevilla, ciudad ésta donde tenía casa. Tales incursiones sureñas le debieron servir a Balboa para conocer las noticias sobre cartas de navegación y planes marineros. A esto se sumaron los viajes a Portugal, cuyos desplazamientos ya había realizado con antelación don Pedro para garantizar la paz con el país vecino tras las diferencias sucesorias con doña Isabel de Castilla. La frontera de Portugal, tan cerca de Jerez, que había sido muy permeable durante el mandato del temple en la villa, sirvió para dar noticias a los jerezanos sobre el afán de viajes oceánicos. No podemos obviar la importancia de la Escuela de Sagre, fundada por el infante Enrique 'El Navegante', que ya había reunido en esa ciudad en 1417 a destacados científicos en el tema del mar. Lo lusitano era una referencia en las artes de la navegación, y ello no pudo ser ignorado por un joven aprendiz de todo. Pero además Balboa participará también en las campañas de Málaga, donde su señor tenía que asistir obligatoriamente ya que esas expediciones eran mandadas por su suegro el maestre de Santiago.

En el hecho de que Balboa sea seguidor de una persona del nivel e influencia de su señor hay que hallar la raíz de ese estirón del ánimo del escudero para plantearse en sus proyectos el de embarcar. Sin la estrecha relación con Portocarrero no hubiera sido testigo de conversaciones sobre el nuevo mundo que incitaron la curiosidad ultramarina del escudero.

Pero la cercanía con el influyente noble en ese periodo histórico merece un poco más de nuestra atención, pues ello nos proporcionará otros matices y circunstancias de aquellos días en que el jerezano Vasco Núñez concebirá un proyecto que resultó de extraordinario alcance, y que veremos en la próxima entrega analizando el testamento de Pedro Portocarrero 'El Sordo', señor de Balboa.

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