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Cerca del mediodía de este sábado ha vuelto Adel Najjar a la mezquita de Badajoz. Un templo que ha mantenido su actividad habitual, pese a ... la extraordinaria situación que está viviendo su imán.
La detención el pasado miércoles de Najjar, al que se investiga por envío de dinero a la organización terrorista Al Qaeda en Siria, causó un asombro que no se termina de superar entre los vecinos del barrio del Gurugú, donde él reside y donde se ubica la mezquita.
Su puesta en libertad, aunque con medidas cautelares, es vista como un refuerzo de las opiniones positivas que sus conciudadanos tienen de Najjar. «Es una buena persona». «No puedo decir nada malo de él». «Siempre se ha portado bien con todo el mundo». Son frases repetidas entre quienes le conocen.
El imán de Badajoz también está notando ese cariño de la gente. «Se me acercan y me dicen: Adel, te conocemos», decía sobre las doce y media de la mañana de este sábado en la puerta de la mezquita, mientras en el interior se impartían, como todo los fines de semana, clases de religión para niños y adolescentes.
Antes de llegar al templo y retomar sus tareas, Najjar se ha parado a hablar con algunos vecinos. «Ha corrido la cortina para saludar», explicaba el dueño de una carnicería cercana, que se reconoce muy sorprendido por la noticia de su detención. «Claro que ha sido tema de conversación esta semana», manifestaba.
Esta misma mañana frente al templo parroquial Nuestra Señora de la Asunción, donde estaban citados los scouts, Ricardo Cabezas, presidente de la asociación vecinal, defendía la labor de Najjar en el barrio. «No creo que esto vaya a afectar a la convivencia, ni mucho menos», insistía.
El imán también se mostraba tranquilo. «Estoy bien y dispuesto a colaborar con todo lo que me pidan las administraciones», declaraba, para añadir que esperaba que el proceso judicial siguiera avanzando para que todo se resolviese. Un deseo, que se repite entre los vecinos de su barrio.
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