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De izquierda a derecha, Celia Rubio, José Luis Sansón y Juan José Moreno Doncel, ante la fachada de El Madruelo. jorge rey

El Madruelo, un edificio con memoria

Por el viejo colegio de la calle Tenerías, que será derribado para levantar un museo, han pasado generaciones de cacereños

Domingo, 18 de abril 2021, 07:58

Los recuerdos se agolpan al pie de la puerta de acceso al Madruelo, ahora precintada por el mal estado en el que se encuentra ... este viejo colegio de la calle Tenerías. Juan José Moreno Doncel presume de sudadera. En la prenda se puede leer el siguiente mensaje en letras bordadas: 'Madruelo's University. Cáceres'. Es un guiño, cuenta a modo de anécdota, al 'merchandising' de esas grandes universidades británicas, como Oxford y Cambridge, pero con sabor local.

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Fue él, reivindica, quien acuñó el término Universidad del Madruelo para una escuela por la que han pasado generaciones de cacereños que se sienten orgullosos de las enseñanzas recibidas y las experiencias compartidas en un centro al que acudían los hijos de las familias trabajadoras del entorno. El padre de Moreno Doncel era hortelano. Y el de José Luis Sansón, que se sentó en sus pupitres en los años cincuenta, era carpintero.

El Madruelo ha estado de actualidad esta semana porque, tal y como ha publicado este diario en exclusiva, la Junta de Extremadura, el Ayuntamiento y una entidad privada cuyo nombre no ha trascendido proyectan aquí un museo para albergar una de las colecciones de instrumentos musicales más importante el mundo. Para ello, se derribará el inmueble actual y la administración regional construirá un edificio nuevo adaptado a las necesidades expositivas en el que invertirá entre siete y ocho millones de euros.

Será un punto y aparte para una construcción cuyos orígenes se remontan a la década de los años treinta. Su historia la conoce con detalle Fernando Jiménez Berrocal, cronista oficial de la ciudad. «Fue la primera escuela del arrabal de Cáceres», señala. Su construcción se fraguó durante la II República. Tenía, cuenta, capacidad para 450 alumnos. Antes de julio de 1936 estaba acabado y amueblado, pero el estallido de la Guerra Civil cambió su destino. Se utilizó como sede de la Jefatura Provincial de Milicias de la Falange y como comedor de auxilio social. En el curso 1941/1942 comenzó a funcionar, por fin, como colegio, un uso que conservó hasta la década de los noventa. Después fue instituto.

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Así era una clase de El Madruelo en la década de los setenta. La foto forma parte del cuaderno elaborado por Guadalupe Pastor, que hizo prácticas de Magisterio en el colegio de la calle Tenerías en esa época. cedida

En efecto. Hasta aquí trasladó la Junta de Extremadura una parte del IES Virgen de Guadalupe hasta que en el año 2013 tuvo que evacuar el edificio por el mal estado en el que se encontraba y llevarse a los alumnos al IES Universidad Laboral. Desde entonces, El Madruelo está sin uso.

En 2016 el Consistorio logró recuperar el inmueble, de su propiedad, ya que la Junta no tenía previsto volver a utilizarlo para fines de enseñanza. Se produjo entonces la desafección del edificio. Tras servir de refugio de okupas, en 2019 fue precintado. Y así sigue.

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El origen del nombre

Una de las curiosidades de este lugar es que El Madruelo nunca se ha llamado así de manera oficial, aunque es como se ha conocido popularmente. En los papeles y en la placa de azulejos que hay en su fachada es el colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Pero los cacereños prefirieron conservar el nombre que tenía el olivar sobre el que se edificó la escuela para referirse a ella. La finca se conocía así, a su vez, por la contracción del apellido de sus dueños: la familia Maderuelo.

Imagen de los años cincuenta conservada por Juan José Moreno Doncel. Los profesores llevaban a los niños a jugar al fútbol al Seminario . cedida

Haber pasado por sus clases une. Tanto es así que en 2011 Florián Pérez, antiguo alumno, creó el grupo de Facebook 'Yo también estudié en El Madruelo' movido por la nostalgia. Entre los más veteranos se encuentra José Luis Sansón, de 76 años.

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«Nos dejaban venir con una lata de sardinas, de esas de kilo, con un alambre y un poquito de lumbre para calentarnos los pies. No había calefacción», apunta Sansón, que apenas estuvo un par de cursos en El Madruelo cuando rondaba los diez años. «En el comedor se comía muy bien», dice. De los profesores que tuvo recuerda a Don Galo: «Un día me dio un tortazo y me oriné encima. Yo no había hecho nada. Estábamos rezando el rosario y un compañero hizo una broma. Pero en vez de pegarle a él, se equivocó y la torta me la dio a mí», resume.

Juan José Moreno, que tiene ahora 68 años, entró en El Madruelo con apenas tres. «Aquí fue donde yo aprendí con doña Antonia Abad, que era una maestra deliciosa, a leer y escribir. Fue de un día para otro», evoca. «Había un gran espíritu de unidad. No éramos hijos de ministros, ni de terratenientes... Éramos hijos de personas muy humildes pero muy trabajadoras. Por nuestros orígenes se suponía que no íbamos a prosperar pero de aquí hemos salido personas que hemos triunfado dentro de nuestras posibilidades. No llegamos a ir a la Universidad, pero tuvimos esta, la del Madruelo», zanja Moreno Doncel, que trabajó en RNE.

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Aspecto de El Madruelo en los 70. HOY

Celia Rubio Pérez se ha criado en la calle Tenerías. El Madruelo forma parte del paisaje de su niñez. Aquí ingresó en la década de los setenta. «Recuerdo con mucha nostalgia y cariño el colegio. Había una directora, doña Herminia, que tenía un anillo muy grande y cuando entrábamos por la puerta nos daba algún capón. Me da pena ver así el edificio», señala. Piden que El Madruelo conserve su nombre en el futuro, más allá de los cambios de uso que experimente, para que nunca se pierda su memoria.

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