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María del Mar Rodríguez, en el piso donde vive ahora de alquiler en la calle Miralrío. ARMANDO MÉNDEZ
«El piso que me dieron en Cáceres no era digno, lo rechacé porque allí no se podía vivir»
María del Mar Rodríguez Cancho

«El piso que me dieron en Cáceres no era digno, lo rechacé porque allí no se podía vivir»

Solicitará otra vivienda social tras la sentencia que avala su negativa a aceptar la casa asignada por ser inhabitable

Cristina Núñez

Cáceres

Jueves, 18 de abril 2024, 21:00

«Estoy feliz, muy contenta». María del Mar Rodríguez recibe con alegría la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) que avala su derecho a rechazar una vivienda social del Ayuntamiento de Cáceres por sus malas condiciones y tener opción a solicitar una nueva.

En noviembre 2020 le fue asignado un piso en la calle Germán Sellers, Aldea Moret, que meses más tarde, rechazó. «No era digno, allí no se podía vivir, las ventanas estaban tapiadas, no tenia luz», relata mientras describe las lamentables condiciones de la finca, con un patio interior con capas y capas de basura apilada y una suciedad por todas partes que cuesta pensar que se está en una ciudad del primer mundo. «Yo no quería una vivienda así».

Tomó la decisión de rechazar este piso y presentarse a un nuevo proceso de adjudicación de viviendas del Ayuntamiento, pero no se admitió su solicitud por haber ya sido adjudicataria de la de Germán Sellers y rechazarla. Recurrió judicialmente el caso y se demostró que estaba justificado ese rechazo.

De alquiler

María del Mar Rodríguez, nacida en Cáceres hace 50 años, es madre de una hija y ya tiene dos nietos. Vive sola en una casa que tiene alquilada en la barriada de San Francisco, una casa por la que paga 330 euros al mes. «Para mí es mucho, tengo que hacer un gran esfuerzo», explica. «Está todo muy caro, la comida ha subido mucho». Maria del Mar trabaja como limpiadora en casas y oficinas. «Pero solo unas pocas horas», precisa.

Su pretensión actualmente es poder optar a otra vivienda social en alquiler que esté «en buenas condiciones». No rechaza ningún barrio, tampoco Aldea Moret. «Me da igual, puede ser allí o en otro sitio, lo importante es que el piso esté bien, no fatal».

No tuvo dudas en iniciar el camino judicial, un caso que ha sido llevado por el abogado de oficio Alberto García Ramos. Ha sido la perseverancia de esta mujer la que ha logrado sentar un precedente que puede desencadenar casos similares.

El pasado mes de enero dos mujeres del bloque B de la calle Ródano contaban a este diario la situación en la que viven desde hace años en este inmueble, una finca con numerosos desperfectos, el principal una escalera llena de grietas y prácticamente intransitable. Lamentaban también la suciedad provocada por actitudes poco cívicas de una parte de la ciudadanía. Ambas reclamaban la necesidad de vivir en un lugar más digno.

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