

Secciones
Servicios
Destacamos
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, no ha regresado a la infancia, donde muchos afirman que está la verdadera patria de las personas, pero sí ... a su juventud, concretamente a la Facultad de Economía de la Universidad de Extremadura. Allí, en su Aula Magna, esta mañana ha afirmado que «aquí fui feliz durante cinco años». Y entre otras frases que ha dejado tras someterse a las preguntas de los alumnos, ha dicho respecto al tren extremeño que ahora «hay un aliado en el Consejo de Ministros para seguir avanzando», ha señalado antes de explicar que precisamente el lunes el ministro de Transportes viene a Extremadura y que el compromiso del Gobierno al que pertenece es cerrar esta «brecha» que sufre la región. La pregunta sobre el tren fue una de las nueve que le formularon los estudiantes, pero esta provocó el aplauso en una sala con unos doscientos asientos. No se llenó en su totalidad, pero teniendo en cuenta que era viernes, última hora y lucía el sol, la convocatoria para escuchar al antiguo alumno que más lejos ha llegado se puede considerar un éxito.
Cuerpo, de 43 años, fue nombrado en diciembre ministro de Economía, Comercio y Empresa. Este ha sido, según sus palabras, «un paso natural» que no le costó dar tras muchos años trabajando en el Ministerio, pero de repente su vida se ha visto metida de lleno en la política. «Ahora tengo capacidad de influir en la vida de la gente», dijo respondiendo a una de las preguntas y, parafraseando a los superhéroes, añadió que «todo gran poder conlleva una gran responsabilidad».
Hoy se le notaba distendido y encantado con el plan de venir a Badajoz, donde pasó muchos años como estudiante, primero en los Maristas y luego en la universidad en un edificio que está prácticamente como él lo dejó hace 21 años.
Antes hizo dos paradas en la ciudad, primero en la Cámara de Comercio, donde se ha reunido con empresarios a los que explicó lo bien que va España y sus planes para que vaya mejor, y después en la Delegación del Gobierno. Ha sido a mediodía cuando la comitiva lo ha bajado en la puerta de la facultad que lo convirtió en economista.
Lo recibieron el rector, Pedro Fernández y el decano, Luis Marín. De él, ya en el aula magna, hizo luego un semblante personal y profesional el profesor Antonio Vega, que colaboró codo con codo con aquel alumno aventajado y que se sentaba al fondo, reveló, antes de que se marchara a Londres a seguir formándose, etapa que Carlos Cuerpo ha reconocido hoy que lo cambió para siempre.
Cuerpo, de tono tranquilo, insistió en que él siempre está aprendiendo, por eso ha declarado que se sentía muy identificado con quienes esta vez tenía enfrente. A los alumnos les ha hablado de cambios mentales que debían afrontar. Uno, «abrazar la complejidad»; otro, atender otras disciplinas más allá de la economía para comprender mejor el mundo. Por último, les recomendó «empatía» y «humildad» para cerrar un discurso que también escucharon los docentes, deseosos de saludarlo al final del acto.
Pero antes, el ministro extremeño tuvo que responder a varias preguntas de los jóvenes que Cuerpo capeó como pudo pues las consideraba, bromeó, propias de un tribunal de oposiciones o del periodista más afilado.
¿La inteligencia artificial va a sustituir el trabajo de los economistas?, le planteó el primer estudiante. «Va a cambiar el trabajo de los economistas», dijo antes de anticipar que «traerá cambios muy buenos». Otra pregunta versó sobre la política de la Unión Europea en materia de Agricultura, y la tercera fue la del tren. «Como extremeño es un tema que llevo muy dentro», dijo.
Cuando el ministro de Economía fue interrogado sobre cómo mejorar la tasa de paro sin perturbar a los empresarios desplegó parte del programa del Gobierno y explicó que España ya la tiene por debajo del 12%, y que se habían creado 780.000 empleos el año pasado.
Una alumna quiso saber por qué se adentró en política. Fue cuando dijo que fue «un paso natural», y volvió a vender la gestión de su Ministerio hablando del Plan de Inclusión Financiera.
La sexta pregunta fue para saber si las corrientes filosóficas influyen en los economistas y Cuerpo contestó que deben servir «para abrir la mente». El éxodo rural y la despoblación también estuvo presente ante alguien que se crió en Valle de la Serena, pueblo de 900 habitantes al que cada vez que regresa confesó que hay menos gente. Citó la muchas derivadas que tiene este fenómeno, como las medioambientales, industriales, pero también familiares y laborales. También habló del 5G y puso el ejemplo de cómo el Gobierno había buscado en Correos un cómplice para que ningún municipio quedara aislado ante determinadas gestiones administrativas.
La novena pregunta iba de la posibilidad de que el salario mínimo interprofesional fuera diferente según la comunidad autónoma. O no la entendió bien o eludió responder ante una cuestión que algunos profesores consideran demasiado compleja. Como buen miembro del equipo de Pedro Sánchez, aprovechó la tirada y habló de que ese aumento de salario ha servido para cohesionar la sociedad porque la mayoría de sus perceptores son jóvenes y mujeres. Como economista también reconoció que no habían visto venir el impacto que ha tenido en el empleo y el consumo. El último turno versó sobre por qué España tiene la productividad tan baja dentro de la Unión Europea. Habló del tamaño menor de las empresas, pero la pregunta también incluía cuáles son los planes del Gobierno para aumentar esa productividad y ahí el ministro volvió a divulgar sus planes antes de acabar el acto y empezar a saludar a antiguos compañeros. El momento emotivo lo puso Wenceslao, conserje de la facultad y sucesor de Lola Benítez, conserje fallecida que consideraba a los alumnos como sus hijos «y más de una vez le abrió a usted la puerta», le dijo este empleado. Wenceslao habló en su nombre y le espetó que «ella estaría orgullosa de haber parido un hijo como tú».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.