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Una sonrisa como respuesta se le escapa a Luis Feo ante la pregunta de sus compañeros de mesa. «¿Qué te debemos?», repite uno de sus acompañantes y otra vez se queda sin respuesta. La sonrisa muta en pequeña carcajada como única contestación tras la insistencia: «¿Y esto mismo en Madrid?».
La siguiente ronda desvela una de las dudas. A dos euros la cerveza, fría y bien tirada, en una terraza de la avenida Colón de Badajoz en una calurosa tarde-noche de agosto. Y al final Luis Feo, artista plástico que últimamente vive a caballo entre Extremadura y Madrid, claudica: «Menos de cuatro euros y medio, en ningún sitio», comenta sobre los precios de la capital de España.
En el ocio se encuentra una de las principales brechas económicas entre las localidades extremeñas y las grandes ciudades del país, de las que Madrid solo es uno de los casos más paradigmáticos.
En el año 2023, los hogares extremeños fueron los que menos gastaron de España en ocio, cultura y restauración: poco más de 3.800 euros en el cómputo anual, según la encuesta de presupuestos familiares que elabora el INE(Instituto Nacional de Estadística).
Es una cuantía 1.100 euros menor que la media nacional y está muy lejos de los cerca de 5.900 euros al año que destinan los hogares de La Rioja a esos conceptos que el INE agrupa bajo las denominaciones 'ocio y cultura' y 'restaurantes y hoteles'.
Los motivos para esta diferencia hay que buscarlos en dos vías. Por un lado, los presupuestos de las familias extremeñas son los más reducidos del país. Una realidad en la que incide directamente que los salarios que se pagan en Extremadura son, por término medio, los de menor cuantía de España. Eso provoca que los hogares no tengan la misma capacidad económica para dedicarla a ese ocio en hostelería que en otros territorios del país. Pero, además, los precios en la región también son menores. No solo pasa con las cañas, se comprueba de la misma forma en las cartas de los restaurantes o en las entradas para espectáculos.
Indudablemente, la oferta de ocio cultural que proponen núcleos urbanos de mayor tamaño es más amplia que la que pueden tener cualquiera de las poblaciones de Extremadura. Pero también es cierto que el público extremeño puede disfrutar de obras de teatro, por ejemplo, por un menor precio que el que tendrían que pagar para ver la misma representación en Cataluña o País Vasco.
El mayor abanico de opciones culturales que propone una urbe como Madrid es una de las causas que llevan a Luis Feo casi todas las semanas a la capital. Exposiciones, inauguraciones o eventos para los que se debe desplazar, porque él realmente reside en un pequeño pueblo a unos 40 kilómetros de la ciudad. Paga 900 euros al mes por el alquiler de una casa en la que vive, pero que también hace las funciones de estudio. Eso mismo en la ciudad, ni se lo plantea. «Imposible», asegura. Mucho menos comprar. «La gente en Madrid se compra pisos sabiendo que no los va a terminar de pagar nunca», asegura.
Nada que ver con la experiencia de David: «Nosotros pusimos la hipoteca a diez años y la terminamos pagando en menos», comenta sentado junto a Luis. Él y su pareja, los dos funcionarios, aunque David debe consolidar su plaza en un examen que tiene cada vez más cerca, se compraron un piso de segunda mano en el que viven con sus dos hijas. «Fuimos amortizando cuando podíamos y ya está pagado; ahora, a otra cosa», resume algo impensable en muchas ciudades de España.
También es cada vez más difícil hacerlo en Extremadura, sobre todo en las capitales de provincia, donde los precios se han disparado en el sector inmobiliario en los últimos años.
Aun así, los pisos tanto para comprar como para alquilar todavía son en la región mucho más baratos que en Madrid, por seguir con el mismo ejemplo. Una distancia que lejos de reducirse, se amplia. Según el INE, la vivienda se ha encarecido un 52% en España desde 2015. Pero mientras que en Extremadura lo ha hecho cerca de un 20%, el incremento en Madrid roza el 69%.
El informe más reciente del portal Fotocasa, sitúa el precio del metro cuadrado en Extremadura en 1.220 euros para la compra de una vivienda. De nuevo, el más bajo del país en un ránking que encabezan Baleares, con 4.273 euros por metro cuadrado, Madrid, con 4.254, y País Vasco, con 3.218 euros.
Cerca de 110.000 euros costaría, a ese precio, un piso de 90 metros cuadrados en Extremadura, menos de la tercera parte que en Baleares o Madrid.
Aunque basta un simple vistazo a cualquier portal inmobiliario para comprobar las diferencias de precios entre regiones, los importes de las hipotecas que se firman es otro indicador que apunta en la misma dirección. En los cinco primeros meses de 2024, los créditos hipotecarios sobre viviendas que se constituyeron en Extremadura lo hicieron con un importe medio de 91.321 euros. Únicamente en Murcia bajaron de los 90.000 euros y la media española supera los 138.000. En Baleares, con un grave problema de vivienda, las hipotecas ya han superado los 244.000 euros de media en el presente ejercicio y en Madrid, donde hay un nivel de ahorro mayor que permite pedir créditos por un menor porcentaje del precio del inmueble, se situaron por encima de los 181.000 euros. Esas enormes variaciones entre comunidades tónomas dejan el precio medio de la vivienda en venta en España en 2.334 euros el metro cuadrado, casi el doble que en Extremadura, siempre según el mencionado informe de Fotocasa.
Es evidente que, en el mercado inmobiliario intrarregional también hay muchas variaciones entre las grandes ciudades extremeñas y las pequeñas poblaciones. Mientras que los precios de los inmuebles no dejan de subir en localidades como Badajoz, Cáceres o Mérida, incluso en Don Benito o en Navalmoral de la Mata se nota esa tendencia al alza, hay pueblos de comarcas como La Siberia o La Serena en los que se pueden adquirir propiedades a precios reducidos y que no encuentran compradores.
Una fotografía muy similar es la que arroja el mercado del alquiler. Pese a la fuerte contracción de la oferta en Extremadura –que también se ha comprobado en el conjunto del país– que ha elevado mucho los precios de los arrendamientos, la región continúa siendo la más barata de España, según Idealista, otro portal inmobiliario que actualiza mes a mes su informe de precios de los alquileres por regiones, por provincias y por capitales de provincia.
Eso no evita que haya estudiantes en Badajoz o Cáceres que para el presente curso hayan tenido muchas complicaciones a la hora de encontrar un piso de alquiler que se ajustase a sus necesidades y precios.
El estudio de Idealista indica que los alquileres en la región cuestan 7,1 euros por metro cuadrado. O lo que es lo mismo, la renta media de un piso de 90 metros cuadrados es de 639 euros al mes. La misma cuantía que para Castilla-La Mancha. Ninguna otra comunidad es tan barata: la media nacional se eleva hasta 13,1 euros por metro cuadrado, lo que significa que por el mismo piso habría que pagar 1.179 euros todos los meses.
Si nos vamos a la parte alta de la tabla, ese inmueble en Baleares costaría 1.701 euros al mes y en Madrid, 1.629 euros. En ambos casos, muy cerca del salario medio extremeño. En 20.774 euros se fijo el sueldo medio anual de los trabajadores en Extremadura en 2023. Una cuantía, que se queda en el 78% de la media nacional y que supondría superar ligeramente los 1.730 euros al mes (en doce pagas, sin pagas extraordinarias, por tanto). Es decir, el alquiler en Baleares o en Madrid se comería prácticamente la totalidad de esa nómina.
Las referencias de precios de los portales inmobiliarios y el salario medio que pagan las empresas extremeñas permiten comprobar que los sueldos extremeños dan más de sí que en otras comunidades autónomas. Un alquiler medio de un piso de 90 metros cuadrados en Extremadura se llevaría el 36,9% del salario medio en la región; una de las tasas más reducidas de España, solo tienen mejores ratios Castilla-La Mancha (32,6%) y La Rioja (36,1%). En Madrid, Cataluña o Canarias esa ratio se va por encima del 60% y en Baleares se acerca al 80%.
Más ejemplos: para la compra de una vivienda en Extremadura sería necesario emplear el salario medio de cinco años y cuatro meses. Solo en Castilla-La Mancha haría falta un menor esfuerzo, de algo más de cuatro años y medio. Sin embargo en País Vasco se tendrían que dedicar las nóminas de casi diez años, en Madrid de doce y en Baleares de algo menos de quince ejercicios completos.
Los bajos salarios extremeños se estiran más que en otras regiones, pero influyen de manera directa en los presupuestos de las familias extremeñas. El gasto total de los hogares de la región en 2023 fue de 26.253 euros, siguiendo los datos del INE. En ninguna región las familias gastaron menos y las mayores desviaciones respecto a la media nacional se producen, precisamente, en ocio, donde el gasto en Extremadura fue del 75% de la media nacional, y en vivienda, del 73%.
Mención aparte merece el concepto 'enseñanza', que contempla el INE. El gasto de los hogares de la región en este caso se queda por debajo el 43% de la media nacional debido a que no se ha producido en Extremadura el 'boom' de la educación privada que sí han vivido ya otros territorios.
Menos brecha, pero también una distancia importante hay en los precios de la alimentación. Un reciente estudio de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) recoge que Teruel y Córdoba son las capitales de provincia más baratas de España para hacer la compra. Las ciudades extremeñas se encuentran en la parte baja del listado y las familias dedicaron a su cesta de la compra unos 4.460 euros el año pasado, cerca del 84% de la media nacional.
Es cierto que en ello hay un componente socioeconómico. En Extremadura tiene un peso destacado, al menos en comparación con otros territorios, el mundo rural y son muchas las familias que nutren sus despensas con productos de sus huertos o de los de sus familiares o conocidos y de pequeñas explotaciones ganaderas de autoconsumo.
En definitiva, a lo que apuntan estos parámetros medios de precios e ingresos de las familias es a la calidad de vida en un determinado territorio. Desde hace varios años economistas y sociólogos buscan un indicador que sirva para medir ese nivel de vida de una forma más completa y fiable que el PIB per cápita.
En ese sentido, el INE elabora una estadística experimental que denomina Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), en el que tiene en cuenta nueve variables, que incluyen el trabajo, la salud, el ocio o la seguridad física y personal. Entre las nueve contemplan 60 aspectos, desde la frecuencia de las reuniones con amigos hasta los problemas de ruidos en el hogar pasando por la extensión de la jornada laboral.
De ahí sale un listado cuya última actualización encabezan Navarra, La Rioja y Aragón, por ese orden. Extremadura ocupa el puesto decimosegundo entre las diecisiete comunidades autónomas. Aunque todavía no ha conseguido recuperar el nivel anterior a la pandemia, en aspectos difíciles de transformar en dinero como la seguridad, la región se cuela en las primeras posiciones y en el ocio está por encima de la media nacional y a la par que Madrid.
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