Las Medallas de Extremadura premian a personas sencillas y colegios centenarios

No hay acto más emotivo que la entrega de las Medallas de Extremadura, donde se puede ver el agradecimiento sincero de quienes se ven reconocidos en su labor por su propia comunidad. En esta ocasión, la máxima distinción que concede la región recae en personas sencillas que alcanzaron logros impensables con esfuerzo y dedicación, así como a instituciones centenarias que trabajan en el futuro de los jóvenes de nuestra tierra.

La sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura en Mérida ha acogido en la noche de este martes la entrega de las Medallas. El claustro del conventual santiaguista, sin ser el Teatro Romano, ofreció un marco idóneo para un acto breve y recogido y al que apenas pudo asistir medio centenar de invitados por las restricciones sanitarias. La pandemia de covid, y la esperanza de un futuro mejor, marcaron un evento que reconoció la labor de figuras en el campo de la educación, el deporte, la cultura y la salud.

Fray Isidro Moruno recogió el galardón al colegio San Antonio de Padua de Cáceres de mano de un exalumno, el entrenador de baloncesto y comentarista Piti Hurtado. En el centenario del centro, tuvo un emotivo recuerdo para su exdirector, Francisco Arias Marcelo, quien falleció este martes. También reconoció la labor de todos los que han pasado por el colegio, desde profesores a alumnos y benefactores, por su labor para «trabajar con los niños y los jóvenes» en valores para preparar intelectualmente a los alumnos y además formar a «hombres y mujeres de bien».

Los institutos Zurbarán y Bárbara de Braganza de Badajoz son los herederos del instituto provincial, fundado hace 176 años. Simbolizan la importancia de la labor educativa y como tal recibieron el premio de dos exalumnas, Inés Solano y Lucía Alesón. El director del primer centro, Rafael Domínguez, recalcó el trabajo de profesores, trabajadores, alumnos y familias, que permiten que «en los últimos años estemos otra vez bien considerados y rememos en la misma dirección». Por parte del Bárbara de Braganza, su directora, María Dolores Mejías, afirmó que «lo mejor de nuestra historia nace de la educación», que debe servir para avanzar en la igualdad y el desarrollo de la región.

José María Fernández de Vega estudió dos carreras para asegurarse una salida, pero siempre soñó con dedicarse al cine y la animación desde Almendralejo, su localidad. De manos de la periodista cultural Olga Ayuso recibió un premio que se suma al éxito de 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', la película por la que ganó un Goya en 2020. En su discurso se acordó de su pueblo, su extensa familia y sus compañeros; y recordó sus inicios, de forma autodidacta. Por eso, pidió que se dedique menos tiempo a hablar del tren y se apoye de forma decidida a quienes quieren hacer cine en Extremadura. «Necesitamos seguir creando nuestra identidad, necesitamos su apoyo», afirmó.

Uno de los discursos más emocionantes fue el de Kini Carrasco, sobre todo cuando recordó a su padre. El presidente de la Junta, Fernández Vara, se saltó el protocolo sanitario al entregar con un abrazo un galardón a un gran deportista y ejemplo de superación. Como explicó, cuando sufrió el accidente de tráfico que le hizo perder media vida decidió aprovechar la otra media para trabajar con ilusión y dedicación, los valores que a su juicio hay que inculcar en los jóvenes para tener «una Extremadura más grande».

Y en un año marcado por la crisis sanitaria no podía faltar el reconocimiento a una profesional como Josefa Gómez, nacida en Campanario en 1924 y que desde 1956, de la mano de su madre, inició un trabajo como comadrona que facilitó la llegada al mundo de cientos de niños. Isabel Manzano, presidenta de la Asociación de matronas de Extremadura, entregó la Medalla a Ana Escudero, hija de la galardonada, quien extendió el reconocimiento a todos los profesionales de la salud.

Nuria Cabanillas, oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 y Medalla de Extremadura de ese año, fue la encargada del discurso ciudadano. Pidió más apoyo para el deporte minoritario a las administraciones y los medios de comunicación; y ayuda a los que concluyen su carrera deportiva. También reclamó compromiso a los políticos y unión a los extremeños, así como mejoras en las infraesrtucturas. «Si queremos ser un territorio del que nos sintamos orgullosos debemos tener comunicaciones adecuadas», afirmó.

Es matrona diplomada por la Universidad de Sevilla. Nació en 1924 y comenzó a ejercer en 1956. «Rompió la práctica de partos atendidos por parteras y comadres sin acreditación y con praxis arcaicas», explicó la Junta cuando anunció su distinción.

Josefa ejerció en su pueblo, Campanario, y durante sus últimos años de labor profesional, en el Hospital Don Benito-Villanueva. Dado su delicado estado de salud, Josefa no pudo acudir a recoger la Medalla. En su lugar, asistieron su hija y su nieta, ambas enfermeras.

Nacido en Almendralejo en 1977, es director, creativo y productor audiovisual. Su film 'Buñuel en el laberinto de la tortugas' ganó el Premio Goya a la mejor película de animación. «Un largometraje hecho sobre y desde Extremadura que situaba a la región en el mapa de la animación», destacó el Gobierno regional. Estudió ITA y es licenciado en Tecnología de los Alimentos, pero su camino profesional ha discurrido por el arte audiovisual. En 2010 fundó la productora audiovisual The Glow Animation Studio.

Joaquín Carrasco Ávila nació en Cáceres en 1965. Trabaja en el gimnasio SportClub Sottoterra como monitor deportivo, entrenador personal y preparador físico para los opositores a la Policía Local y Nacional y los Bomberos. También es preparador físico del Cacereño. Ha participado en Juegos Paralímpicos, Mundiales y numerosos Campeonatos de España, su discapacidad le viene tras sufrir un accidente de tráfico. «Ha sido un auténtico referente para Extremadura», resaltó el Ejecutivo.

El colegio San Antonio de Padua de Cáceres cumple cien años. En 1921 comenzó el primer curso en dos edificios de la calle Margallo.

El cineasta Pedro Almodóvar, ganador de dos Oscar, cursó en los sesenta tres cursos en el colegio 'de los frailes', como fue conocido durante mucho tiempo. El deporte y los campamentos del padre Pacífico en Descargamaría fueron dos de las señas de identidad de un colegio en el que muchos de los que aquí estudiaron han matriculado después a sus vástagos. Esta tradición mantiene viva la familia de la institución educativa, formada hoy por 700 alumnos y 55 profesores.

Ambos centros son herederos del primer instituto público que se creó en Badajoz, el Provincial, que el año pasado cumplió 175 años. En 1962 se separaron cuando se impuso la educación segregada por sexos. Para la Junta, ambos institutos «son poseedores del patrimonio científico-técnico-didáctico y bibliográfico del Instituto de Badajoz, un referente cultural y científico».

Prueba de ello es su acreditada nómina de profesores y las importantes aportaciones que realizaron en el ámbito científico, cultural, técnico y social. Aquí dio clases por ejemplo el recientemente fallecido pintor Francisco Pedraja.

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