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Las otras epidemias que ha sufrido Mérida

Las otras epidemias que ha sufrido Mérida

Efectos graves. El historiador José Montero repasa las enfermedades que han golpeado la población desde hace casi 700 años

Domingo, 17 de mayo 2020, 09:31

La actual pandemia de COVID-19 es algo nuevo y desconocido para la mayoría de los ciudadanos. Ni los más ancianos recordarán las últimas epidemias que hirieron de muerte a la ciudad y que arrasaron con miles de vidas. Pero a lo largo de su historia Mérida ha sufrido el azote de la peste negra, el tifus, el paludismo, el cólera, la viruela o la escarlatina. Así lo explica José Montero Omenat, natural de Mérida pero que vive en Zafra. Estudió Historia y actualmente es profesor de secundaria en el Instituto de los Santos de Maimona.

José es autor de 'La población de Mérida en la primera mitad del siglo XIX' y coautor de 'Historia de Mérida', recientemente publicada en dos volúmenes y de la que escribió el capítulo sobre la demografía emeritense en la época contemporánea.

  • Peste negra (1348-1349). Muy mortífera. Volvió en 1507. Controles de acceso a la ciudad.

  • Periodo negro (1809-1812). Hubo tifus, paludismo, viruela se sumaron a la desnutrición.

  • Escarlatina (Junio-noviembre de 1822). La mitad de las defunciones fueron por esa causa.

  • Cólera La más temida del siglo XIX que no golpeó mucho a Mérida.

  • Viruela En el siglo XIX se cebó con los niños de toda la comarca de Mérida.

  • Sarampión Entre los siglos XIX y XX. Se une a las malas cosechas.

  • Gripe de 1918 Mató a 120 emeritenses de un total de 15.000 habitantes.

«Para entender las verdaderas dimensiones de la epidemia actual en Mérida, nada mejor que compararla con otras crisis demográficas de nuestra historia. Los datos muestran que la actual, con todo su dramatismo y la angustia y dolor que está provocando, es una ligera perturbación comparada con algunas de las epidemias del pasado. Es cierto que, en estas crisis demográficas, es difícil separar los efectos de la enfermedad de los de la desnutrición e, incluso, de los de la guerra», explica.

La peste negra (1348-1349) debió ser mortífera pero la falta de fuentes impide conocer con qué dureza golpeó. Volvió a aparecer en 1507 pero se logró mantener a raya gracias al control del acceso a la ciudad. Esto confirma la idea de que la medid más eficaz para luchar contra la pandemia.

Entre 1809 y 1812, coincidiendo con la Guerra de la Independencia, Mérida sufrió un recrudecimiento del tifus, del paludismo, de la viruela... cuyas cifras de letalidad eran sobrecogedoras, y otras enfermedades que aprovecharon la desnutrición para extenderse. En conjunto y sumando la huida de la guerra, Mérida pudo perder nada más y nada menos que el 60% de su población.

Entre junio y noviembre de 1822, una epidemia de escarlatina se cebó con la ciudad. Casi la mitad de las defunciones de ese año lo fueron por esta enfermedad, fundamentalmente de niños.

La gripe de 1918 se ha comparado en numerosas ocasiones con el brote epidémico actual. «Aún es pronto para concluir si realmente se parecen, porque estamos en plena crisis». Pero en aquella época mató a 8 de cada 100 vecinos de Mérida.

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