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SOL GÓMEZ
Martes, 15 de febrero 2022, 07:20
Aunque hace muchos años que se marchó de su localidad, primero a estudiar y luego por motivos laborales, Antonio Huertas Mejías se sigue considerando ... serón hasta la médula. De hecho, siempre que puede, por placer o por trabajo, no pierde oportunidad de venir a su Villanueva de la Serena natal. A sus 58 años recién cumplidos, el director de Mapfre España, empresa a la que está vinculado desde 1988, reconoce que pocas veces verá Extremadura una oportunidad de crecimiento como la que ofrece en estos momentos la unión Don Benito-Villanueva. El domingo próximo no podrá votar en el referéndum convocado por no estar empadronado, pero asegura que si pudiera su voto sería un rotundo sí.
–¿Qué pensó cuándo se enteró del proyecto de unión entre ambas ciudades?
–Pensé que es un proyecto muy ambicioso y que eso es justo lo que necesita la comarca y la región. Cuando hablamos de las oportunidades en nuestra tierra, creo que ahora es un buen momento para buscarlas y hacer las cosas diferentes. Dar ese paso adelante es una magnífica idea. Todo dependerá de lo que se haga después. La fusión en sí misma tiene algunas ventajas inmediatas, pero no suficientes. Lo importante es que después haya un proyecto de ciudad grande para poder canalizar las expectativas y las oportunidades, y eso exigirá un esfuerzo por parte de los dos ayuntamientos. Y a la vez, requerirá de un mensaje de comunicación muy abierto hacia los empresarios o a cualquier polo de atracción económica que pueda ayudar al desarrollo de Villanueva y de Don Benito. Pero deben tener claro que esto es solo la puerta de entrada o de inicio a una nueva etapa donde una ciudad de más de 60.000 habitantes siempre va a ser mejor que dos del tamaño actual.
–¿Cuándo cree que se verían esos resultados empresariales?
–En mi compañía yo llevo muchos años integrando empresas y he pasado por todo. Antiguamente, había una dispersión que no era bueno porque aumentaba los costes y dificultaba tener foco, que es algo parecido a lo que aquí se pretende, tener más foco y poder poner en marcha más proyectos. Va a haber una mayor asignación de fondos europeos, y si lo aprovechan las dos ciudades conjuntamente se pueden crear oportunidades de desarrollo público-privada y atraer a inversionistas de fuera. Nuestra tierra tiene capacidad, porque hay terreno, buen clima, energía, agua, calidad de vida, pero hay que confiar en la iniciativa privada. Desde los ayuntamientos ya poco más van a conseguir si no atraen a la iniciativa privada y trasladan a la sociedad las oportunidades que se les brinda.
–¿Para qué tipo de empresas puede ser atractiva esta unión?
–Está claro que hay que empezar por el sector primario, pero de eso ya hay mucho y bueno en Extremadura. En esta etapa, me ha tocado estar cerca de la Universidad de Extremadura, al ser nombrado presidente del Consejo Social de la UEx, y eso me está ayudando a conocer lo buena que es nuestra universidad y los grandes estudiantes que está formando en muchas disciplinas. Sin embargo, por no haber aquí empresas adecuadas tienen que irse fuera, que no es malo irse, pero si lo hacen porque no hay oportunidades aquí en las que trabajar sí lo es. En cuanto a las áreas, hoy día no hay límites porque con las buenas comunicaciones digitales se puede trabajar en cualquier sector. Si tenemos agricultura, se debe avanzar en comercialización o transformación, y hacer ganar más prestigio a la marca Extremadura, es un área de desarrollo enorme. Igual que lo que tiene que ver con energías renovables, con investigación e innovación desde el agro, que pueden ayudar a multiplicar la capacidad productiva de Extremadura, a generar marca. Y también el propio turismo, ya que la zona tiene recursos suficientes para ser atractiva.
–¿Será una buena oportunidad para dar un impulso a nuevos jóvenes emprendedores?
–Los estudios de la UEx han dicho que de manera casi automática habrá beneficios. Se habla de aumentar la renta de los hogares en un 2,5%, de creación de empleo, etc. A partir de ahí, depende de cómo se generen las expectativas. El nuevo ayuntamiento dispondrá de más fondos que tendrá que canalizar adecuadamente para ayudar a todos estos sectores mencionados. No es tanto un sector específico, sino alzar la voz y llegar más lejos, hasta donde se deciden las inversiones, en las grandes ciudades, para hacer ver que aquí se ofrecen muchas posibilidades. El peso del empleo público es importante, ayuda a dar estabilidad, pero también limita oportunidades de crecimiento, porque la burocracia y la dificultad para desarrollar nuevos proyectos está enraizada en la cultura de la región. Tenemos que abrirnos, ganar en flexibilidad y frescura, y ayudar a las empresas a montar sus negocios en el menor tiempo posible. Y eso las oficinas de asesoramiento que deben montar para una nueva ciudad serán decisivas para acompañar a esos inversores.
–¿Cree que hay dudas en el sector empresarial de ambas ciudades?
–No hay que tener miedo al cambio. Este paso no tiene ya nada de malo, todo será sumar. Nunca se va a restar por integrar en una empresa operaciones o por abrirse a crecer y a sumar recursos. Y ya solo con la campaña nacional que se está llevando a cabo, prácticamente de forma gratuita y natural, la zona empieza a ser mucho más conocida. Cuando viajo a Madrid o a Barcelona o incluso fuera de España, la gente tiene inquietud por saber qué está pasando con dos ciudades de Extremadura. Ya hemos estado mucho tiempo aislados. Hay que trabajar para que no nos vean solo como una tierra muy bonita, con grandes paisajes, pero con poca capacidad de crecimiento. Por eso, si se tiene un buen plan y se cuenta con los recursos adecuados, siempre al final la suma de dos más dos no son cuatro, debe ser cinco, seis o más. Pero se tiene que hacer bien y plantear como un proyecto de ciudad a 30 años y no a corto plazo. Se trata de que seamos ambiciosos y busquemos esas oportunidades para las próximas tres décadas, y que soñemos y diseñemos una ciudad diferente.
–¿Qué atractivo real cree que tendrá la nueva ciudad para el ámbito universitario?
–En la nueva sociedad la presencia física de la universidad al lado de donde uno vive ya no es tan necesaria. El conocimiento fluye por las redes y no por las carreteras. Hay cada vez más estudios 'online' que uno puede cursar sin moverse de casa y con muchísima calidad. La propia pandemia lo ha puesto de manifiesto. Creo que la dispersión geográfica de los centros universitarios no es buena porque limita la calidad y la capacidad de innovar y de investigar. Posiblemente, nuevas titulaciones podrían establecerse en esta zona a partir de ahora pensando en el universo 'online'. Pasaríamos a ser una zona a considerar para desarrollar esos proyectos. No olvidemos que hay universidades que desarrollan su tarea docente 100% 'online'. Posiblemente, también se pueda montar algún tipo de centro universitario con algunas especialidades destinadas a lo que sabemos hacer en esta tierra, relacionado con la agroindustria. La idea es tener un horizonte de captación más allá de los estudiantes extremeños, usando la digitalización será posible ponerlo a su alcance.
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