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Se pudo evitar. Es la sensación que rodea la muerte de Belén Cortés Flor y lo que repiten cada uno de sus compañeros de trabajo. ... Uno de ellos ha contado a HOY cómo era el ambiente en el piso tutelado los días antes del crimen. Lo describe como una «bomba».
«Era una bomba, es una negligencia y es porque no nos han escuchado», dice este trabajador.
Al compañero de Belén le cuesta hablar porque está muy afectado, pero quiere que se sepa que había indicios suficientes y avisos para que se hubiese reaccionado a tiempo y evitado la tragedia.
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El ambiente en la casa justo antes del crimen era muy complicado porque dos de los menores, los varones de 14 y 15 años, habían estado fugados seis días. «Llegaban de seis días consumiendo drogas, sin tomar la medicación psiquiátrica que debían tomar, imagínate, era una bomba».
De hecho la principal hipótesis de la investigación es que los menores querían volver a fugarse y por esa razón atacaron brutalmente a su cuidadora.
El compañero de la víctima señala a la Junta de Extremadura y a la Fiscalía de Menores como los principales responsables de no reaccionar a las denuncias contra estos menores y a los delitos que se les imputaban previos al crimen.
Añade que el de 14 años llevaba poco tiempo en el piso tutelado, pero que el de 15 ya se había fugado con anterioridad, al menos una vez.
En la anterior fuga, según ha podido saber HOY, estuvo acompañado por el cuarto menor que vivía en la casa tutelada, el que huyó tras el crimen y dio la voz de alarma.
También se fue con ellos de la casa la chica de 17 años. Los dos varones fueron localizados días después en Sevilla.
Este antecedentes es importante porque da una idea de los peligrosa que era la situación al volver de una fuga y también indica que, si entonces, se hubiese aumentado la seguridad en la casa o se hubiese trasladado a los menores, el crimen no hubiese ocurrido.
Dos monitores designados a los pisos tutelados tuvieron que viajar hasta Sevilla en coche para recoger a los menores y apreciaron que estaban en mal estado, probablemente por el consumo de sustancias durante la fuga.
Los compañeros de Belén Cortés reivindican su profesionalidad y la vocación de esta educadora social. Todos los cuidadores, indican, están muy implicados en el cuidado de los menores «de los que no se preocupa nadie más».
El compañero de Belén añade que el problema de falta de medios no es por la empresa, sino de los pliegos de condiciones de los contratos que saca la administración.
Este profesional defiende que su empresa es seria y con buenos profesionales, pero que las condiciones que deben cumplir están marcadas por esos pliegos.
Por ejemplo, indica, según la ley en un piso solo debe haber un psicólogo y un educador social. El resto del personal, por tanto, estaba contratado como auxiliares técnicos educativos, aunque en la práctica realizaban las labores de educadores sociales, incluidos los trámites burocráticos como la realización de informes.
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